Él guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza. 1 Samuel 2:9
¿Cuántas veces hemos llegado a este punto en la vida, donde sentimos que no hay fuerzas para Seguir, cuando nuestra fuerzas se han reducido a nada, y nos hemos debilitado hasta el cansancio? El debilitamiento puede ser físico, mental, emocional, espiritual; podríamos hacer una lista de cosas que han cooperado para que lleguemos a ese estado: ¡identifica! ¿Cuáles son las cargas que sobrellevas? Tenemos que reconocer que no podemos solos, nadie será fuerte en sus fuerzas. Dios nunca dijo que podrías solo o sola. Al leer 1 Samuel 2:4-9, vemos que Ana fue en su debilidad al lugar correcto, se acercó a Dios y en su presencia, recibió la respuesta y cantó:
“¡Los arcos de los fuertes fueron quebrados y los débiles se ciñeron de poder. El guarda los pies de sus santos, Más los impíos perecen en tinieblas;¡Por que nadie será fuerte por su propia fuerza!”
Me uno con ustedes en oración esta mañana, llevando y echando a los pies del Señor todas las cargas: aquello que representa un peso o una preocupación en nuestras vidas, y al reconocer su presencia, en cualquier lugar, ocurrirá el milagro, experimentarás la unción del Espíritu; Él quitara las cargas y transformará tu debilitamiento en renovadas fuerzas. No son tus fuerzas sino las suyas.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Efesios 6:10
Pr. Ricardo D. Lado