“…Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…” Hebreos 1:1-2.
La primera pareja experimentó la presencia de Dios, en el huerto de Edén cada día, fue Dios mismo el que hizo de aquel lugar, un lugar ¡deleitoso! Él se movía paseándose al aire del día, sin la limitación del velo que existe entre lo visible e invisible, podía hablar con Adán cara a cara, pero aquella comunión fue interrumpida a causa del pecado. A partir de aquel momento les habló a través de distintas sombras, tipos y figuras. Dios siempre habló y de muchas maneras; por los profetas, pero en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo. En Mateo 17:5 Dios intervino en aquel evento porque el corazón de los discípulos estaban conectados a otras voces, la ley y los profetas, pero Dios introduce un cambio, es tiempo de oír a Jesús. “¡Este es mi hijo amado!, en quien tengo complacencia ¡a Él oíd!” (Mateo 17:5).
Necesitamos desarrollar un oído sensible a su voz; Jesús dijo en Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz”, sobre todo en este tiempo donde se escuchan tantas voces, oímos su voz al leer las escrituras, al meditar en ella y dependiendo del Espíritu Santo, mientras oramos, al adorar, percibimos su voz, como una impresión fuerte en nuestro ser interior. ¡Oye su voz! Él anhela despertar nuestra atención, ¡Él quiere pasar tiempo con nosotros! Escucha su voz “Yo estoy a la puerta y llamo…” (Apocalipsis 3:20). Él estaba fuera del templo en Laodicea, llamando a la puerta, era obvio que su voz no tuvo eco, entonces se dirigió y dijo ¡si alguno oye mi voz!, y esta vez va directo al corazón. Él llama a la puerta, desea entrar en el sentido de tomar su lugar en nuestras vidas, ¡la cena! sugiera algo íntimo, adoración; te guiará a las escrituras, acuérdate del Salmos 51:6 “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.” Él ama la verdad en lo íntimo, escucha su voz en el secreto hablándote al corazón; es allí donde se silenciarán otras voces.
¡Que tengas un día bendecido!