“Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.” Eclesiastés 12:11.
Los clavos son elementos de fijación, que se utilizan en distintas áreas, como la construcción, en estructuras de madera, muebles, en usos ornamentales o decorativos, colgar cuadros, espejos y mucho más. Lo cierto es que para fijar un clavo, hay que darle algunos golpes de martillo para una fijación segura; es interesante la comparación que hace Salomón cuando declara que las palabras de los sabios son como aguijones, y ¡como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones! dadas por un Pastor. De la misma manera que tratamos de fijar un clavo, debemos golpear más de una vez, repitiendo el mensaje, hasta asegurarnos que lo hemos aprendido. Cuando Dios le habló a Moisés acerca del valor de las palabras, le dijo en Deuteronomio 6:6-9 “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” Al repetir la palabra, no solo nos aseguramos el aprendizaje y fijamos el contenido de verdades que son esenciales, sino que nos permite crecer espiritualmente, y no solo nosotros somos beneficiados, sino que podremos impartir a otros la misma verdad y ¡las repetirás a tus hijos!
Es de esta manera que la verdad del evangelio llegó a nosotros, según Colosenses 1:6, no solo mensajes, sino escritos, y en el día de hoy a través de distintos medios, el apóstol Pablo dijo (Filipenses 3:1) a mi no me es molesto escribirles las mismas cosas, porque sé que para vosotros es seguro o trae seguridad. Para terminar un golpecito más al clavo de esta verdad 1 Timoteo 2:3-4 “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.”
¡Dios te bendiga!
