“Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad. Para que se libren tus amados, salva con tu diestra, y óyeme.” Salmos 60:4-5.
Una bandera es una insignia que nos permite distinguir el origen de una persona; es parte de su identidad. En el libro de Números 2:2 cuando Dios estableció el orden en medio de su pueblo en el desierto para acampar, marchar o salir a la guerra, debían tener una bandera y cada familia según su tribu, tenía que estar junto a su bandera con una insignia para poder identificarlos y saber cuál era su genealogía u origen.
Al aplicar estas palabras a nosotros, en el Salmos 60:4, David declaró: “has dado a los que le temen bandera que debemos alzar en alto; por causa de la verdad.” La revelación de la cruz es nuestro estandarte, es el lugar donde el amor de Dios fue desplegado, y Jesús el hijo de Dios, mostró su amor hacia nosotros, nos perdonó, conquistó nuestro corazón, fue en la cruz que él cargó con el pecado de todos nosotros, quitó nuestras culpas, nos libró de condenación. Fue allí en la cruz que Él murió para darnos vida, vida que experimentamos al volver a nacer.
En su amor nos dio identidad y sentido de pertenencia, somos hijos de Dios y parte de la familia de Dios nuestro padre. Según 1 Juan 3:1-2 “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” Somos hijos de Dios, levantemos en alto su bandera por causa de la verdad que trae seguridad. El Salmista añade (Salmos 60:5) ¡Para que se libren tus amados!, aquellos que están bajo un impuesto temor, que se sienten inseguro, o confundidos, hay hijos e hijas de Dios que dudan. La escritura dice “A algunos que dudan, convencedlos.” (Judas 1:22). Acerca del resultado y alcance de la obra de Jesús en la cruz, que para muchos es incomprensible, levantemos en alto la bandera de victoria de su amor sin limites derramado en la cruz, ¡para que se libren nuestros amados! Intercede, ora, predica, proclama.
¡Dios te bendiga!