“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” Filipenses 1:6.
Muchos de nosotros, al dar nuestros primeros pasos en el Señor, nos esforzamos tratando de vivir una vida piadosa, intentando ser como Cristo, reproducir en carácter algún fruto espiritual. Yo quería hacer la obra en mí, y llevar adelante la obra del ministerio en mis fuerzas, hasta descubrir que solo no podía. Fue al recibir la persuasión del Espíritu Santo que entendí que debo rendirme a Dios y su Palabra, para que la vida de Cristo se reproduzca; y ya no vivo yo más vive Cristo en mí. ¿Cómo llegamos a esto? Filipenses 1:6 ¡estando persuadido! La profunda convicción de Pablo acerca de la capacidad de Dios para obrar en la vida de una persona, está basada en el milagro y la transformación que él mismo experimentó; Hechos 9:5. Aquella visión celestial fue el punto de partida o comienzo de lo que el llama la ¡buena obra!, allí él experimentó el nuevo nacimiento al reconocer a Jesús como Señor, su corazón fue cautivado por el amor de Cristo, aquél fue solo el primer paso, la buena obra de Dios implica crecer hasta alcanzar madurez en Cristo; él está persuadido que es Dios mismo el que la perfeccionará, ¡no nosotros, es su obra! Nada es más frustrante que intentar ser como él o imitarlo, no fuimos llamados a reproducir ¡nosotros! en nuestros débiles esfuerzos el carácter o la vida de Cristo. Es el fruto del Espíritu, estamos persuadidos de que ¡Él comenzó la buena obra y Él la va a completar!
Aquí es donde entra la gracia de Dios, y si por gracia, ya no es obra. La buena obra incluye el proceso de ser hechos a imagen de Jesús, ser transformados a su semejanza; Romanos 8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” Solo debemos permitirle a Dios obrar a través de su palabra y el Espíritu Santo para que Cristo se manifieste en nuestra vida.
Tal vez digas “¿ no hay que hacer nada?” ¡Si! Esfuérzate en la gracia de Dios que es en Cristo Jesús.
¡Dios te bendiga!