“Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a tí? Sígueme tú.” Juan 21:22.
Una de las expresiones que Jesús usó con respecto al llamado en la vida de una persona es sígueme. ¿Qué implica seguir a alguien? Seguir a alguien es ir en pos, detrás, estar dispuesto a caminar asumiendo el compromiso de cambiar algunas cosas o dejar algunas cosas, la raíz de esta palabra, del griego es camino, y nos habla de movimiento, acción.
En los días de Jesús, su fama e influencia recorría la tierra, de tal manera que cuando Jesús llamó a sus discípulos, y los invitó a seguirlo, no hubo cuestionamientos, sino una profunda convicción de que él era el Hijo de Dios. Debemos ser determinados, sobre todo al ser cautivados por su amor o atraídos por su presencia; en el poema de amor (figura hermosa de nuestra relación con Jesús) en Cantares 1:4 “Atráeme; en pos de ti correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; nos acordaremos de tus amores más que del vino; con razón te aman.”; después de haber probado el amor del amado, ella le pide: atráeme en pos de ti. En otras palabras, quiero seguirte, ¡Qué decisión! No sé tú pero como dijera aquella hermosa canción ¡He decidido seguir a Cristo! ¡No vuelvo atrás!
¿Por qué seguirlo? Él es la razón, su vida y obra nos han dado motivos, ejemplo tenemos en Él, para que sigamos sus pisadas, Jesús mismo declaró en Juan 8:12 “El que me sigue no andará en tinieblas”; Seguir a Jesús nos permitirá ver con claridad el futuro. Estamos caminando en pos de Él, quizá haya cosas aún no resueltas o falten algunas respuestas, nuestro anhelo debe ser seguirlo, en el lugar donde estés, haciendo su voluntad, con nuestros ojos puestos en Él.
En Juan 21:22 Pedro quería saber qué iba a suceder con el discípulo amado, Jesús tenía otros planes para él; Jesús le dijo, si quiero que el se quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? ¡Sígueme tú!
¡Dios te bendiga!