“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:9
Fueron varias las ocasiones en las que el apóstol oró con ruegos por aquella afección en los ojos que le causaba una gran molestia, y el Señor le respondió: Bástate mi gracia. Esa palabra bástate, deriva del verbo abastecer; que implica toda suficiencia, proporcionar todo lo necesario en forma abundante; la fuente es Dios, quién en su amor mostró su gracia, que es la expresión de toda provisión, como revelado en Cristo Jesús. La respuesta a todo lo que necesitamos está en Él, ¡fuera de Él no hay nada!
Es posible que hayamos insistido en oración y ruego una y otra vez por ver la gloria de Dios y su poder manifiesto en nuestras vidas; quizá en la apariencia no hay nada, o la respuesta no llega, pero hay gracia disponible. Oro al Señor para que podamos recibirla ¡ahora! Bástate mi Gracia; Dios es el Dios de toda Gracia.
Hay gracia; en nuestras debilidades, ¡renueva nuestras fuerzas! Hay gracia; en la escasez, ¡suplirá todo lo que nos falta! Hay gracia; en la inseguridad, ¡nos guardará en completa paz! Hay gracia; en la aflicción, ¡consolará nuestras soledades y orfandad! Hay gracia; para levantarnos ¡cuando caemos y experimentar sus manos sosteniéndonos! Hay gracia; para vencer ¡cualquier obstáculo! Hay gracia; ¡para perdonar y liberar todo el potencial de Dios en nuestras vidas! Hay gracia; ¡para sanar heridas, servir, ayudar! Y la lista sigue. Dios da Mayor Gracia.
Podemos acercarnos a la fuente que no se agota y de su plenitud tomar todos, gracia sobre gracia, no importa en la condición que nos hallemos, si nos acercamos con humildad de corazón, hay gracia suficiente.
¡Dios te bendiga!